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Una de las dudas más frecuentes en consulta nutricional es por qué algunas personas pueden consumir grandes cantidades de alimentos sin experimentar un aumento de peso significativo.
Mientras que la mayoría enfrenta las consecuencias de un balance energético positivo (comer más calorías de las que se queman), existen individuos que, pese a elevados consumos calóricos, mantienen un peso corporal estable.
¿A qué se debe esta aparente “inmunidad” al incremento de peso? A lo largo de este artículo, exploraremos los factores que influyen en estas variaciones individuales, incluyendo la genética, la termogénesis, la actividad física no estructurada y la microbiota intestinal, basándonos en la evidencia actual.

Factores genéticos y regulación del peso
Genética y susceptibilidad al sobrepeso
👉 La genética juega un rol fundamental en la forma en que el cuerpo procesa los alimentos y almacena la grasa.
Algunas personas poseen variantes genéticas que facilitan un gasto energético más elevado o una mayor sensibilidad a las señales de saciedad.
🔎 El estudio clásico de Bouchard y colegas (1990) investigó la respuesta a la sobrealimentación de gemelos idénticos en un entorno controlado. A pesar de que todos los participantes recibieron las mismas calorías adicionales, hubo diferencias notables en la cantidad de peso que ganaron.
Este hallazgo evidenció que la predisposición genética puede modular la manera en que el organismo maneja el excedente de energía.

Gráfica que muestra la variación de peso observada en el estudio de Bouchard et al., donde se analizaron gemelos idénticos sometidos a sobrealimentación controlada. Los resultados evidencian diferencias significativas en el aumento de peso entre pares, lo que sugiere una fuerte influencia genética en la respuesta a la ingesta calórica excesiva
Regulación del apetito y saciedad
👉 La genética también podría influir en la secreción de hormonas relacionadas con el apetito, como la leptina y la grelina, o en la sensibilidad de sus receptores.
Una persona cuyo cerebro interpreta de forma más eficaz las señales de saciedad tenderá a ajustar su ingesta alimentaria de manera inconsciente (Bouchard et al., 1990). En consecuencia, aunque coma “mucho” en apariencia, a largo plazo el balance energético puede permanecer en equilibrio.

📚 Lectura recomendada:
Metabolismo y gasto energético total
Tasa metabólica basal (TMB)
👉 La Tasa metabólica basal es la energía que el cuerpo utiliza para mantener sus funciones vitales en reposo (corazón, respiración, regulación térmica, etc.).
Algunos individuos tienen una TMB más alta debido a factores como mayor masa muscular, genética o incluso la actividad de ciertas hormonas tiroideas (Leibel et al., 1995).
Quienes presentan una TMB elevada queman más calorías a lo largo del día y son menos propensos a almacenar energía en forma de grasa.
– Puedes acceder a nuestra calculadora de TMB.
Efecto térmico de los alimentos (ETA)
👉 El cuerpo emplea energía para digerir, absorber y metabolizar los nutrientes; este gasto se conoce como efecto térmico de los alimentos (ETA).
El ETA varía según la composición de la dieta (proteínas, grasas, carbohidratos) y también puede diferir entre personas. Un individuo con un ETA más alto gasta más calorías en el proceso digestivo (Weyer et al., 1999).
Termogénesis producida por actividad fuera del ejercicio (NEAT)
👉 El término NEAT, por sus siglas en inglés Non-Exercise Activity Thermogenesis, se refiere a la energía que gastamos en actividades diarias distintas al ejercicio formal, como caminar, subir escaleras, movernos al hablar, etc.
🔎 Una investigación de Levine (2004) en adultos encontró que pequeños movimientos continuos (lo que coloquialmente conocemos como “ser inquieto” o “no parar quieto”) pueden contribuir de manera sustancial a aumentar el gasto calórico diario.
Las personas que comen mucho pero no engordan a menudo exhiben niveles elevados de NEAT, compensando así las calorías extras ingeridas.

📚 Lectura recomendada:
Papel de la microbiota intestinal
👉 Existen estudios que sugieren que la composición de la flora intestinal podría influir en la eficiencia con que se extraen y absorben calorías de los alimentos.
En humanos, se ha observado que un mayor predominio de ciertas bacterias del género Bacteroidetes frente a Firmicutes podría asociarse con menor absorción calórica y menor propensión a la obesidad (Ley et al., 2006).
Sin embargo, la relación exacta entre la microbiota y el peso es compleja y no se limita únicamente a estos dos géneros bacterianos; otros factores como la dieta, el uso de antibióticos y el estilo de vida también juegan un papel importante.
👁️👨⚕️ Análisis crítico de los estudios
A pesar de los avances en la comprensión de por qué algunas personas no aumentan de peso pese a un alto consumo calórico, todavía existen limitaciones importantes en la investigación:
- Tamaño de muestra: Algunos estudios cuentan con muestras pequeñas, lo que dificulta la generalización de los resultados.
- Variabilidad individual: Incluso con gemelos idénticos, el entorno y los hábitos pueden modificar la forma en que cada individuo procesa los alimentos.
- Control de la ingesta real: Muchos estudios dependen de autorregistros o recordatorios de 24 horas, que pueden subestimar o sobreestimar la cantidad de calorías consumidas.
- Duración de los estudios: La mayoría de las investigaciones que analizan sobrealimentación o el gasto calórico se realizan por periodos de tiempo relativamente cortos, dificultando comprender los efectos a largo plazo.
👉 Estas limitaciones subrayan la necesidad de estudios longitudinales de mayor duración y con metodologías más precisas (por ejemplo, el uso de agua doblemente marcada para medir el gasto energético) para tener conclusiones más robustas sobre la relación entre ingesta calórica y peso corporal en diferentes poblaciones.
Conclusiones
La aparente paradoja de “¿por qué como mucho y no engordo?” se fundamenta en una serie de factores interrelacionados.
La genética, la tasa metabólica basal, la termogénesis inducida por la dieta y el NEAT desempeñan un papel esencial al determinar cómo cada persona maneja el excedente de calorías.
Además, la composición de la microbiota intestinal puede influir en la eficiencia con que se absorben y utilizan los nutrientes. Aunque las razones exactas varían de un individuo a otro, queda claro que no se trata únicamente de la cantidad de calorías consumidas, sino de cómo el organismo regula y gasta esa energía.
En última instancia, comprender los factores detrás de esta variabilidad individual puede ayudar a desarrollar recomendaciones nutricionales más específicas y eficaces.
Sin embargo, queda camino por recorrer para esclarecer completamente la compleja interacción entre la genética, el metabolismo, la microbiota y el ambiente en la regulación del peso corporal.